Hidalgus: Edebé se rinde al poder educativo de los videojuegos

 

Los logros que los videojuegos están alcanzando en los últimos años como herramienta educativa no están pasando desapercibidos para la propia comunidad docente. No es de extrañar, por tanto, que una editorial tradicional de la educación española como es Edebé haya asumido la importancia de estas herramientas y se haya introducido en su mundo con la creación del primer videojuego que lleva la misma marca de nuestros antiguos libros de texto.

Hidalgus: las aventuras de Martín Quesada, es el título con el que Edebé aterriza en el mundo interactivo por primera vez, y con el que ha conseguido el segundo premio del Fun&Serious Game Festival en la categoría de juegos sociales.

Se trata de un videojuego al estilo de los RGP (juegos de rol e interpretación de papeles) en el que el jugador se sumerge en la España del Siglo de Oro, y donde podrá conocer de primera mano a personajes que marcaron el signo de la historia y la literatura española.

El videojuego está diseñado para iPad, y se desarrolla en la España de Cervantes. No es de extrañar que comience con la frase «en un lugar de La Mancha de cuyo nombre cuesta acordarse…»

En Hidalgus eres Martín Quesada, un joven pueblerino que no ha visto en su vida más que un corral y que poco sabe de una España que ya estaba empezando a ser un imperio en decadencia, que malgastaba el oro de América en interminables guerras por Europa.

Según cuenta la propia editorial en su web, las ciudades están llenas de pícaros y hambre, de mercenarios que se juegan la vida por unos maravedíes. El juego va dibujando los escenarios de un país barroco y decadente, donde sobran impuestos y vividores y faltan hogazas de pan. La corte recaudadora está llena de intrigas y la corrupción es la moneda común.

Martín es joven y sueña con enrolarse en los tercios para servir al Rey, aunque su presente huele a establos y a delantales manchados de vino. Aún así, siente una llamada dentro, algo que le dice que está destinado a mayor gloria. Y, cada noche, al acostarse, tiene el mismo sueño. Una serpiente gigante trata de asfixiarle, enroscándosele al cuello, como un anillo hecho a medida.

Aprende, de la mano de un viejo hidalgo, un ex-soldado metido a carnicero y un fraile peleón, lo que significa ser un verdadero caballero en tiempos de infames.

En Hidalgus, el jugador se cruza con personajes reales de la época, como Quevedo, Cervantes, Góngora, Velázquez o Shakespeare, en una suerte de ambientación y recreación histórica fiel. El juego ofrece más d

  • e quince escenarios distintos, entre molinos de viento, corrales de comedias, mazmorras, el Toledo del Siglo de Oro…

El juego se asemeja al sistema de jugabilidad de aventuras conocidas como Final Fantasy. El jugador mueve al personaje por distintos escenarios que aparecen reflejados en un mapa. En el transcurso del juego, puede hacerse con armas de ataque y de defensa, así como de otros objetos que figuran en un inventario.

Hidalgus no está exento de acción, ya que permite al jugador entablar combate con otros personajes, siguiendo el modelo de combate por turnos estilo Pokemon. El adversario se sitúa de frente en la pantalla, y cuenta con una barra de vida y un tiempo de acción. Cuando el oponente está atacando, el jugador se encuentra a la espera y viceversa. Los resultados que se obtienen en estos combates son elementos clave para ir adquiriendo puntos de experiencia.

Un juego de rol, en suma, que encierra un propósito educativo, donde la historia y la literatura de la España más laureada se entrecruzan en una aventura en la que muchos habríamos querido ver convertidos nuestros antiguos libros de texto Edebé.