Los beneficios psicológicos de los videojuegos se han aplicado en multitud de aspectos del mundo consciente del usuario. Pero ¿y si los videojuegos pudieran ser herramientas para conocer y controlar mejor otros mundos, como el onírico?. Un estudio realizado por la psicóloga Jayne Gackenbach de la Universidad Grant MacEwan de Canadá ha demostrado que jugar a los videojuegos antes de acostarse puede dar a la gente un inusual nivel de conciencia y de control de sus sueños. El estudio, que ha sido publicado en la revista LiveScience, señala que esa capacidad de dar forma a la realidad alternativa de mundos de ensueño no es un acercamiento a la posibilidad de controlar el mundo de los sueños tal y como se plantea en la ficción de películas como «The Matrix», pero que sí podría proporcionar importantes beneficios en la lucha contra pesadillas o incluso contra traumas mentales. Gackenbach se empezó a interesar por los videojuegos en la década de 1990, cuando vio a su hijo en repetidas ocasiones besar su nueva consola de juegos de Nintendo en el camino a casa de un Toys «R» Us. Con anterioridad, se había centrado en el estudio de los sueños lúcidos, en los cuales la gente tiene conciencia de estar en un sueño. En la última década, desarrolló una investigación sobre los juegos que arrojó varias sorpresas, aunque advirtió de que se trataba más de hallazgos sugestivos que de una prueba definitiva. Entre sus conclusiones, encontró varios paralelismos interesantes entre los sueños lúcidos y los videojuegos. Por ejemplo, los soñadores lúcidos y jugadores parecían tener mejores habilidades espaciales y ser menos propensos al mareo. Los sujetos investigados demostraron también tener un alto nivel de atención o concentración, perfeccionado a través de lucidez. En 2006, Gackenbach estudió este fenómeno en más profundidad. Su estudio sugiere que las personas que usan videojuegos con más frecuencia tienen más probabilidad de tener sueños más lúcidos, sueños donde ven desde fuera sus cuerpos. Además, tienen más control de su propio sueño, lo que les permite afectar o cambiar activamente sus mundos de ensueño. Dominar el mundo de pesadilla Lograr un nivel de conciencia y de control en los sueños por parte del jugador era un objetivo clave de su investigación. Entonces, Gackenbach se preguntó si podía establecer un control sobre las pesadillas bajo la premisa de la teoría de la “simulación de amenaza”, del psicólogo finlandés Antti Revonsuo. Revonsuo había sugerido que los sueños pueden simular situaciones amenazantes de la vida real, pero que no resultan una amenaza en el entorno seguro del mundo de los sueños. Así, las pesadillas permitirían que las personas perfeccionaran sus habilidades de evasión en un entorno de protección, y lo extrapolaran a alguna situación de su vida real. Para probar esa teoría, Gackenbach realizó en 2008 un estudio con 35 hombres y 63 mujeres, evaluando de manera independiente los niveles de amenaza en los informes después del ensueño. En el caso de los jugadores, se halló que incluso revertían la situación de amenaza. En otras palabras, un escenario de pesadilla de miedo se convertía en algo «divertido» para un jugador. Gackenbach explica que” los jugadores no huyen, vuelven y luchan. Ellos son más agresivos que las normas». Esta conclusión acerca de la ausencia de miedo en los sueños en los jugadores llevó a Gackenbach a elaborar un nuevo estudio de la Universidad de Athabasca, en Canadá. El psicólogo pensó que si el juego puede actuar como una función de protección contra pesadillas, tal vez podía ayudar a los veteranos de guerra con experiencias post-traumáticas (TEPT) después de la batalla permanente. El resultado se plasma en la realidad, donde simuladores de realidad virtual ya son utilizados para ayudar a pacientes con TEPT a ajustar gradualmente la situación que les amenaza en sus pensamientos de vigilia y de sueño. Gackenbach espera conseguir algún día un laboratorio del sueño y un laboratorio de realidad virtual. Tal vez, para verificar sus resultados. Sin embargo, estudiando los videojuegos ha atraído más interés y respeto por parte de sus colegas que sólo con el estudio de los sueños. Exceso Sin embargo, el uso de videojuegos no sólo puede llegar a ser beneficioso para el sueño de sus usuarios, sino que el exceso de utilización de videojuegos en las horas previas a dormir puede tener efectos perversos en la estabilidad del sueño. Así lo refleja un estudio realizado en la Universidad de Flinders, en Australia, que desvela que pasar demasiado tiempo con un videojuego justo antes de dormir puede tener efectos negativos en el descanso. Los investigadores analizaron el comportamiento de 17 adolescentes que jugaron a títulos violentos durante dos noches en periodos de 50 y 150 minutos antes de dormir. Lo que pudo advertir el doctor Michael Gradisar, supervisor del estudio, fue que los jóvenes que invirtieron más tiempo en sus partidas perdieron unos 27 minutos de sueño y les costó alrededor de 39 conciliarlo, mientras que al resto no les afectó en absoluto. Otras conclusión del estudio fue que el sueño REM (la fase más importante del descanso, que engloba la mayor parte de ensoñaciones y la que registra la mayor actividad cerebral mientras estamos dormidos) se redujo a unos doce minutos sólo en aquellos que pasaron de las dos horas pegados a la pantalla. El psicólogo asegura que, aunque pueda parecer una cifra insignificante, este periodo es importante para que nuestra mente asiente los conocimientos adquiridos durante el día. La conclusión del estudio apunta a que un exceso de consumo de videojuegos en horas previas al sueño puede desembarcar en una noche pesada dando vueltas a la cama. El del investigador australiano, no obstante, no es el único estudio que advierte de los posibles influjos perversos del consumo de videojuegos en el mundo de los sueños. Las psicólogas Guadalupe Terán y Yoaly Arana, responsables de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Autónoma de México (UAM), publicaron a principios del pasado año un estudio del que se han hecho eco diversos medios internacionales. En el comunicado emitido por la UAM, las psicólogas aseguran que el uso excesivo de los videojuegos, principalmente cuando su contenido es violento, puede provocar trastornos de sueño en los niños más pequeños. «Los videojuegos estimulan la actividad cerebral y dificultan el descanso, lo cual afecta al aprendizaje del niño y a su crecimiento físico, que se consolidan principalmente durante el sueño», explican. Además, la luz que emiten los videojuegos y dispositivos móviles pone en marcha el estado de vigilia y estimula la actividad física, retrasando la hora de descanso. Sea como sea, parece que, como en todo, los excesos no son buenos, algo de lo que no está exento el mundo de los videojuegos. Sin embargo, los descubrimientos de la doctora Gackenbach abren la puerta a todo un mundo de posibilidades vinculada a los videojuegos, como herramienta que nos puede ayudar a mejorar la calidad del sueño, el control sobre los mismos, la evasión de pesadillas y el tratamiento de experiencias post-traumáticas. Jugar puede ser la clave que se esconda detrás del diván.