El informe anual de aDeSe profundiza también en el perfil del gamer europeo, a la luz de los resultados estadísticos evaluados en el estudio. Según el informe, la penetración del videojuego en los hogares europeos sigue en aumento, entre otras cosas, debido a la multiplicación de plataformas y formatos en los últimos años.
En concreto, aDeSe se basa en el estudio sobre hábitos de consumo Videogames in Europe, elaborado en 2012 por IPSOS a instancias del ISFE, la patronal europea del videojuego, y que es el primer estudio que se realiza a nivel europeo sobre los hábitos de consumo on line y off line de los videojugadores
Según dicho estudio, el porcentaje de gamers en Europa alcanza ya el 48%, siendo Suecia, Finlandia y Francia los países más jugones y España y Portugal los menos. De todos ellos, el 31% se consideran grandes aficionados.
El 35% de los europeos ha comprado un videojuego en los últimos meses. De ellos, el 19% eran juegos empaquetados, el 8% juegos on line, el 8% juegos de segunda mano y el 7% APPs de pago.
Además, el 20% ha jugado con APPs gratuitas, el 7% con juegos MMO sin coste y un 19% con juegos on line gratuitos.
En relación a los hábitos de consumo en familia, el estudio arroja el dato de que el 39,5% de los padres europeos afirman jugar con sus hijos a videojuegos. De estos, el 40% afirma que lo hace porque sus hijos se lo piden; el 36% para pasar tiempo en familia y el 34% porque se divierten.
Además, el 58% consideran que jugar a videojuegos es beneficioso y desarrolla la inteligencia de sus hijos; el 47% que incrementa su creatividad; y el 25% que fomenta la sociabilidad.
En relación al uso de videojuegos por parte de menores, los padres europeos reconocen que sus hijos juegan, en ocasiones, a juegos que están catalogados para una edad superior. Para ello, entre un 27 y un 29% de los padres europeos usan mecanismos de control parental. En relación al sistema de control PEGI, el estudio evidencia la falta de conocimiento que existe aún en los hogares europeos respecto a su funcionamiento.
Por mercados, España resulta ser uno de los más concienciados con la necesidad de respetar el sistema de clasificación por edad PEGI, aunque, casualmente, es uno de los que sufre un mayor porcentaje de incumplimiento.