La posibilidad que nos ofrecen los videojuegos de interiorizar los más dispares roles fue uno de los aspectos en los que se centró el mundo de los serious games de su irrupción en el mercado. Si un videojuego es capaz de hacerte sentir un asesino o un piloto de avión sin serlo, por qué no aplicar esta misma mecánica para hacerte sentir gay.
Eso fue lo que pensó Nicky Case, un desarrollador indie que quiso contar su propia historia a través de Coming Out Simulator. El resultado es un título emotivo, con una gran sencillez técnica y una estética muy marcada, que evoca la pantalla de un iPhone y en la que distintas conversaciones marcan el hilo conductor de un juego que casi podríamos calificar como cómic interactivo.
El jugador comienza sentado en una cafetería delante de su madre, y a partir de este momento debe ir adoptando las decisiones de su personaje respecto de la posibilidad de contar o no su homosexualidad. Cada una de estas decisiones irá influyendo en las posteriores fases del juego, marcada por la interactuación con otros personajes, fundamentalmente sus padres y su novio.
Con sus decisiones, el jugador va siguiendo diferentes rutas en el juego, pudiendo decidir si eludir los interrogatorios manteniéndose en silencio o salir orgullosamente del armario, lo que provocará un efecto de rechazo en otros personajes.
Case ha introducido en la historia muchas de las situaciones y diálogos reales que él vivió cuando decidió salir del armario. Al final, el efecto inmersivo del juego provoca no sólo la posibilidad de comprobar de forma interactiva las sensaciones de una persona homosexual, sino la de cualquier personas con una circunstancia que provoca de forma injusta e incomprensible el rechazo, la negación y hasta la violencia en su entorno.
Coming Out Simulator se puede jugar de forma gratuita en este enlace.