La aplicación de los juegos en la vida real es otra de las más fascinantes vertientes que ofrecen los serious games. En el caso que nos atañe hoy, supone una ayuda además para el desarrollo de países del Tercer Mundo. Concretamente, la ONU ha alcanzado un acuerdo con la compañía Mojang para que los planes de desarrollo de 300 lugares de todo el mundo se vayan a modelar a través del videojuego Minecraft.
Con ello, los habitantes de dicha zona podrán decidir cómo quieran cambiar las ubicaciones de su propia ciudad o aldea. El juego, de construcción mediante bloques, permite a sus usuarios hacer un recorrido virtual por los territorios en los que se van a reconstruir sus casas, pudiendo elegir los modelos y ayudando a decidir cómo se debe gastar el dinero de la regeneración.
Uno de los primeros lugares que ha elegido la ONU para la reconstrucción a través de Minecraft, en un proyecto piloto, es Undugu, un parque de la región marginal de Kiberia, en las afueras de Nairobi (Kenia).
A través de Minecraft, la gente podrá caminar y sentir cómo puede hacerse posible la mejora de sus propias vidas reales. Para ello, apilarán los cubos para construir estructuras o las desglosarán en sus materias primas para crear materias y artefactos, pudiendo reproducir la suciedad, minerales, diamantes…
El objetivo de este programa es que 300 áreas de ONU Hábitat puedan remodelarse en 2016, permitiendo que las personas que viven en esos lugares puedan participar en cómo van a cambiar su configuración regional.
El programa consigue tres objetivos clave:
-Hace partícipes a los propios ciudadanos, por lo general analfabetos, en la toma de decisiones del futuro de su pueblo, de la mejor forma posible. La gamificación que aporta Minecraft es intuitiva y resulta sencilla de aprender, mientras que recurrir a los clásicos casos de uso o formularios de preguntas se ha demostrado estéril.
-Adentrar a los ciudadanos en el uso de las nuevas tecnologías e internet, mejorando con ello su capacidad de decisión y su alfabetización digital. Con ello, se contribuye a la vieja consigna de «no me des peces, enséñame a pescar».
-La puesta en valor de los videojuegos como herramienta para la consecución de objetivos deseables.