El uso de serious games como herramienta terapéutica está ofreciendo casos cada vez más llamativos. Uno de ellos es el que está siendo llevado a cabo por el doctor Zachary Rosenthal y su grupo de investigación, un videojuego para combatir la adicción al crack que cuenta con la financiación del Instituto Nacional de Abuso de Drogas de Estados Unidos.
Bajo la idea de que la nueva generación de tratamientos para la salud mental y la adicción debe encontrar formas más directas de ayudar a las personas, estos investigadores concluyeron en las ventajas de la creación de un entorno virtual en el que plasmar los problemas de un adicto al crack.
Durante seis meses de tratamiento, el jugador recibe sesiones a través de la realidad virtual, con lo que se ayuda al paciente a enfrentarse a su adicción directamente en un mundo simulado lleno de cocaína y crack.
El videojuego ha sido pensado como una herramienta para ser usado en momentos de intensidad del síndrome de abstinencia, de tal forma que el paciente se enfrenta a su necesidad de consumo de una forma virtual.
El desarrollo del juego ha sido pensado también para plataformas móviles, de tal forma que los pacientes puedan acceder a él las 24 horas del día.
Como resultado del condicionamiento pavloviano virtual, el paciente finalmente debe asociar el tono del doctor Rosenthal con la sensación de disminución del deseo. El objetivo es que los pacientes puedan controlar su adicción, incluso cuando están en ambientes de alto riesgo.
El uso de los mundos virtuales con fines médicos ya ha demostrado su eficacia para la fundación Inspire de Australia, que lanzó un juego de rol online en septiembre, diseñada para ayudar a los jóvenes a superar los problemas de salud mental.
Los terapeutas son capaces de personalizar el entorno virtual para adaptarse a cada paciente. Así, los pacientes pueden ser trasladados a lugares, entre ellos una casa abandonada llena de crack, un apartamento, un motel, un callejón, un bar o un parque.
En el nivel más intenso, los pacientes pueden ver incluso a varias personas comprando, vendiendo y consumiendo crack dentro de un apartamento. El juego aún en desarrollo, ya ha sido llevado a la práctica con varios pacientes, que han apreciado asombrados el realismo del entorno y la eficacia de la terapia.